Hoy quiero llevar el amor a un lugar distinto: a tu casa.
A tu espacio.
A ti.
Tu hogar debería ser el lugar donde te sientes seguro, aceptado y querido.
Y sé que esta frase puede doler a quien ha tenido relaciones difíciles, rupturas, heridas. Pero precisamente por eso, cuanto más te trates con amor dentro de tu casa, más refuerzas tu propio valor. Y cuando tu valor interno es más fuerte, también lo son las decisiones que tomas sobre con quién te rodeas.
Amarte en casa no es un gesto puntual.
Es una suma de pequeñas acciones conscientes.
Aquí te dejo algunas formas reales, posibles y amorosas de empezar.
1. Libera lo que te ata al pasado
Descarta o aísla los recordatorios físicos negativos: fotos, cartas, objetos, recuerdos de personas, lugares o etapas que ya no te sostienen.
Si todavía no estás preparada para soltarlos, guárdalos en un solo lugar, no repartidos por toda tu casa.
El desorden muchas veces es energía estancada.
Proyectos sin terminar, listas eternas de tareas, exceso de objetos… incluso demasiados productos de belleza pueden hablar inconscientemente de una sensación de “no soy suficiente”.
Si algo debe quedarse, intenta reencuadrarlo desde la paz o la gratitud.
2. Haz de tu casa un lugar acogedor
Rodéate de imágenes, colores, tejidos y objetos que te hagan sentir querida.
Crea un lugar para dejar las llaves, el bolso, el abrigo.
Un sitio cómodo para sentarte a descalzarte.
Son pequeños gestos… pero son gestos de amor propio.
3. Limpio no es perfecto, es cuidado
Mantener tu casa limpia no es una exigencia estética.
Es una forma de respeto hacia ti.
Si te abruma, empieza por lo mínimo:
- tirar la basura
- fregar los platos
- lavar la ropa
Uno a uno. Sin culpa.
Y si no te gusta limpiar, pide ayuda.
Delegar también es amor propio.
Una casa limpia fortalece la autoestima más de lo que creemos.
4. Crea un rincón para descansar de verdad
No solo para desconectar con pantallas.
Un rincón para leer, respirar, bañarte con calma, taparte con una manta, descansar de verdad.
El descanso consciente también es autocuidado.
5. Crea un espacio para tu cuerpo
Si tienes herramientas de cuidado (rodillo, masajeador, luz, foam roller…), no las dejes olvidadas en un cajón.
Crea un pequeño espacio visible donde puedas usarlas.
Ese gesto envía un mensaje muy claro a tu mente:
“Me importo.”
6. Rompe con el agotamiento
El amor propio no es solo velas y baños.
También es:
- dormir mejor
- poner límites
- comer mejor
- retirar de casa lo que te aleja de tus objetivos
Cuidarte también es protegerte de lo que te drena.
7. Pasa tiempo contigo
Reserva espacio en tu casa para lo que te conecta con tu alegría: pintar, escribir, coser, leer, tocar música, crear.
No tiene que ser mucho tiempo.
Pero sí tiene que ser tuyo.
8. Cuida cómo te hablas
Cuando aparezcan pensamientos que te dañan, pártalos con conciencia.
Cambia el foco.
Introduce una imagen amable, un recuerdo bonito, una sonrisa, un “¿y si todo sale bien?”
Los pensamientos crean hogar dentro de ti.
Hazlo habitable.
9. Invita a la risa
Ríe en casa.
Canta.
Baila.
Mira comedia.
Escucha algo que te haga feliz.
La risa crea hogares ligeros.
10. Celébrate
Cómprate flores.
Un capricho.
Un regalo pequeño.
Una nota escrita para ti.
Un “buen trabajo”.
No esperes a que otros celebren por ti.
Cerrar con amor
Sentirse querido en casa no ocurre por casualidad.
Es una construcción diaria, consciente, imperfecta y profundamente sanadora.
Cuando cuidas tu hogar desde el amor, empiezas a relacionarte desde otro lugar:
- te tomas menos las cosas a pecho
- eliges mejor
- pones límites más claros
- te rodeas de personas más sanas
Porque un hogar lleno de amor refuerza la autoestima, la calma y la confianza.
Y eso… cambia la vida.
_____________________________________________________________________________________________________
Y si este enfoque del orden, más amable, más real y sin presión, resuena contigo, te espero también fuera de aquí.
Puedes encontrarme en @esthertorras y en @metodoordenologa, donde comparto consejos, reflexiones y herramientas para vivir el orden desde otro lugar: sin exigencias irreales, sin juicios y con mucho más cuidado hacia ti y tu momento.
Porque el orden no debería pesarte.
Debería ayudarte a vivir mejor.


